miércoles, 14 de julio de 2010

The Ninja Sword. Art of silent ketjutsu" (La espada ninja. El silencioso arte de la espada

«ANTIGUOS GUERREROS DE JAPÓN»

“El ninjutsu no es para satisfacer
tus deseos egoístas. Es para tu país,
tu señor, y para cuando no tienes
ninguna otra manera de afrontar
un peligro físico.
Si lo usas para satisfacer tus deseos
egoístas con seguridad destruirás
el verdadero significado

original del arte.”

(Traducción del Kanji, siglo XVI)



Han llegado hasta nuestros días a través
de publicaciones, películas, libros, gimnasios, con el murmullo de la leyenda, pero más allá del circo del
marketing y el espectáculo, hay una forma de vida y pensamiento; una filosofía marcada por una férrea y dura disciplina, una actitud introspectiva con su vertiente exterior, compuesta no sólo por mandobles al viento y trajes negros con mil y un artilugios mortales;
para estos antiguos guerreros del Japón la vida transcurría entre la oración mística, el hermetismo entre clanes y el más desafiante entrenamiento. Estos eran los guerreros shinobi, también conocidos
como ninjas, los practicantes del ninjutsu.

Los orígenes del ninjutsu nos remontan a la dinastía Tang de China hacia el año 900 d.C.; al ser derrocada aquella dinastía, muchos de los jefes militares y generales fueron perseguidos y tuvieron que huir a Japón donde lograron refugiarse. Sus actitudes y formas militares con todo el misticismo que trajeron consigo, cuyo origen estaba fundamentado en el budismo esotérico y técnicas ancestrales de la India y el Tíbet, se mezclaron con la cultura local. Todo el arsenal de conocimiento fue adoptado por los monjes y ascetas japoneses, yamabushi; se supone que la afinidad que permitió mezclarse a guerreros y monjes se basó en su relación con fraternidades o
clanes esotéricos. Los generales chinos y los monjes japoneses formaron las primeras familias ninja.

Dos siglos más tarde se formó uno de los clanes más afamados, actualmente en el ninjutsu, es el de la escuela Togakure. Daisuke Togakure fue un terrateniente y samurai que había huido a las montañas tras ser derrotado en los combates que normalmente se producían entre regiones del Japón de aquella época. Solo y con la única compañía de su katana encontró la guarida del monje-guerrero chino Kain Doshi, encuentro datado en el año 1162. Daisuke
estudió y aprendió toda la sabiduría ancestral del monje-guerrero, desde dietas alimenticias hasta formas de dominar la mente y las emociones. Sus descendientes fueron los que perfeccionaron y desarrollaron toda la enseñanza que Togakure impartía, formando una escuela o clan; a sus practicantes se les llamó ninjas.

La etimología del término ninja deviene de la partícula “nin”, que también significa “shinobi”, “guerrero de la sombra”. Las lenguas orientales están basadas caligráficamente en un sistema simbólico de
caracteres, y un solo carácter, a menudo, admite varias acepciones. En este caso, la palabra shinobi significa todo lo relativo a la resistencia, perseverancia, paciencia, valores que tienen que ver con la voluntad
de lucha.


Técnicas y estudios

El ninjutsu está basado en el okinawa-te y el kung-fu chino. En su primera época a los adeptos se les consideraba practicantes de estrategia militar, llegados en su mayoría desde China, con una carga
mística muy importante. Estos clanes, además, aprendieron filosofía, folklore, cultura regional, prácticas medicinales y botánica, ampliando así su visión; de esta manera, el ninja, o shinobi, adoptaba una
postura (kamae) basada en la observación, en la auto-observación del entorno y de sí mismo, respectivamente. Su ciencia del satten jitsu consistía en sacar todo el partido a las condiciones atmosféricas
y climatológicas basándose en la astronomía, la meteorología y las artes adivinatorias, por lo que eran auténticos devotos del I Ching, “El libro de los cambios o mutaciones”.

La naturaleza era el gran refugio y la protectora de estos antiguos guerreros japoneses; en este entorno practicaban con total devoción para profundizar en su arte marcial, con una fuerte vertiente mística.

Mientras el entrenamiento marcial y físico era extremo y audaz, el espiritual y mental se recibía a través del mikkyo o budismo esotérico.

Estos guerreros se adiestraban en el estudio de las terminaciones sensitivas y los puntos de retorno de los canales entre los pies y las manos (kuji-in).

Este conocimiento está basado en dirigir la energía corporal a través de los dedos, empleando la piel (kuji-kiri). El método que empleaban es de todos conocido, ya que nos referimos a ciertos mudras y mantrans con los que meditaban antes de entrar en acción.

Adoptar una postura adecuada frente al adversario también significaba adoptar la postura adecuada frente a cualquier adversidad. El entrenamiento marcial respecto al adversario comenzaba por el conocimiento profundo de sí mismo, para dirigir a su merced las decisiones de su contrincante; algunos dicen que son los antecesores de la guerra psicológica moderna, ya que empleaban todo tipo de medidas para atemorizar a sus enemigos, como volar cometas con dragones dibujados, o presentaban a menudo lo falso como verdadero (kyojitsu ten kanho) con el fin de equivocar la percepción del adversario. Con la ciencia del satsujitsu, o percepción del hombre,
estudiaban los rasgos fisonómicos y todo lo referente al carácter.

Los ninja empleaban lo que denominaban los 5 deseos centrados en el orgullo, riqueza, sexo, placer y, literalmente, apetitos terrenales, para conocer los flancos débiles de sus adversarios, siendo auténticos maestros del espionaje y toda la parafernalia que se desprendía de ello, disfraces, tácticas, etc. Hengen-kashi no jitsu era el arte de conocer un lugar, una ciudad sus gentes y costumbres.

El éxito en la misión de un guerrero shinobi estaba basado en la tríada conocimiento-intención-acción, y con ello planificaban ideas y movimientos con los que, además, evitaban el desorden y la desorientación, actuando con la certeza de alcanzar el objetivo; en esto era básico el adiestrar o dominar su mente, lo que les permitía afrontar el dolor y las situaciones extremas.

Conforme hemos indagado en la historia del ninjutsu, habremos descubierto que si bien más allá de ser un arte marcial, su ciencia se basa en un estudio psicológico y espiritual, es necesario discernir que ciertas técnicas y costumbres delatan que en su origen o posteriormente, al menos ciertos clanes, se fueron degenerando al servicio de intereses más oscuros y materialistas. De manera, que en las últimas décadas los ninja han sido reconocidos como hábiles terroristas lanzando estrellas metálicas, shuriken, contra sus victimas y ejecutando las más reprobables acciones. Conocido es que en la etapa
última de su historia, entre los siglos XVI y XIX, muchos clanes fueron contratados por los poderosos samuráis y shogunes, bien como mercenarios, espías o guardaespaldas. Un ejemplo de esto podemos
observarlo en la producción cinematográfica “The Last Samurai”, del conocido actor/director Tom Cruise.


La voz

El sonido, la voz, es una de las principales armas en ninjutsu. Según cierta doctrina, la voz refleja la influencia del centro del vacío, en un estadío básico dijéramos, en donde se ubican las 4 manifestaciones
elementales inferiores que inspiran las diversas reacciones del comportamiento, a menudo inconsciente. Estas manifestaciones están relacionadas con los elementos tierra, agua, fuego y aire. Por ejemplo,
una voz bajo la influencia del nivel tierra, sería gutural con una vibración tenue describiendo importantes
datos de la personalidad y de las intenciones con los que poder orientarse. La incidencia de la voz era empleada para distinguir lo falso de lo verdadero.

En sus ejercicios esotéricos utilizan el poder del verbo a través de los mantrans. En el libro "The Ninja Sword. Art of silent ketjutsu" (La espada ninja. El silencioso arte de la espada), de Katsumi Toda, uno
de los estudiosos más afamados sobre el tema ninja, podemos encontrar una versión del sutra del corazón, “GYA TE, GYA TE; HA RA GYA TE; HA RA SO GYA TE; BO JI SO WA KA”, que se acompaña en una oración llamada “Ma kahan nya hara mitta shin gyo”, con decenas de silabas y sonidos, cuyo mudra se ejecutaba con los dedos corazón, o medio, recogiendo el resto.

El Dr. Hatsumi, de la escuela Togakure concluye: “En las artes marciales existen tres aspectos esenciales: primero, la visión y el conocimiento de uno mismo. Segundo, la espada de la decisión a través de la eliminación de fallos, debilidades y lo innecesario.
Por último, la sinceridad, el sentimiento, la devoción, lo interno y la comprensión del corazón”.

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